Llaman al timbre. Es el repartidor con tu ansiado pedido. Por fin ha llegado tu temario para prepararte la oposición a FCS y ya puedes ponerte «manos a la obra», lo estabas deseando. Abres el libro y conforme avanzas te das cuenta de que te enfrentas a un temario repleto de una jerga nueva para ti: leyes, palabras técnicas, nombres de tratados imposibles de pronunciar…. Esto va a ser más difícil de lo que te esperabas.
Seguro que si has sido estudiante, durante tu vida académica has tenido que aprenderte textos interminables para un examen y simplemente te has ceñido a memorizarlo de arriba a abajo cuando está comprobado que eso no es efectivo. El problema es que nunca te han enseñado cómo hacerlo.
Estudiar sin ninguna técnica de aprendizaje es como realizar una búsqueda del tesoro sin mapa. ¿Por qué nos complicamos haciendo más largo el proceso cuando podemos tomar caminos más cortos que nos ayudan a llegar al objetivo en menos tiempo?
Afortunadamente, hoy en día disponemos de muchísimas técnicas dinámicas y efectivas que mejoran y facilitan la capacidad de aprendizaje: practicar con exámenes, subrayar, hacer esquemas, realizar mapas mentales, usar reglas mnemotécnicas, crear nuestros propios apuntes, o como vimos en una entrega anterior, realizar repasos de forma periódica.
En este artículo nos vamos a centrar en la técnica del subrayado, concretamente en el subrayado por colores.
¿Qué es el subrayado?
Es una técnica de estudio cuyo objetivo es destacar mediante el uso de líneas o trazos, las ideas esenciales de un texto, es decir, separar la paja del grano. Para ello, se debe realizar una primera lectura del contenido, entenderla, y posteriormente destacar lo más esencial para continuar con el estudio.
Con ello favorecemos la retención y comprensión del texto, mejoramos nuestra concentración, manejamos mejor la cantidad de información, y reducimos el tiempo de repaso, evitando volver a leer de nuevo todo el texto, siendo así más fácil el estudio posterior.
¿Cómo ayudan los colores a un mejor estudio?
La mayoría de estudiantes se limita a subrayar con un solo color, lo cual es completamente erróneo. El uso de varios colores puede convertirse en nuestro mejor aliado a la hora de memorizar ya que nos ayuda mucho a mejorar nuestra concentración y rendimiento. ¿De qué manera?
- Organiza nuestra lectura. Si asociamos un color a una determinada parte del texto (título, subtítulo o apartado) utilizaremos siempre el mismo color, lo cual nos facilitará la visión global a la hora de estudiar.
- Agrupa conceptos. En esta oposición, donde nos encontramos con un gran número de fechas, leyes, convenios, supuestos, etc., vincular siempre el mismo color para cada una de estos elementos, nos ayudará a asimilar la información con mayor rapidez y facilidad. Además, sabremos cuántos de estos conceptos debemos memorizar en cada uno de los epígrafes con un solo vistazo a la página.
- Separa las ideas por grado de importancia. Muchos estudios han demostrado que los dos colores más efectivos para resaltar información son el rojo y el azul:
- Rojo: es el color que mejor memoriza el cerebro. Se asocia con la sangre por lo que nos pone en estado de alerta o atención y es perfecto para destacar aquellos conceptos o palabras más difíciles. No debemos abusar de él sino que lo utilizaremos para datos muy concretos que nos darán sentido al texto.
- Azul: este color no es tan agresivo como el anterior, pero nuestro cerebro también es capaz de retenerlo con mayor facilidad. Por tanto, es aconsejable utilizarlo como complementario al rojo para las ideas importantes.
Jerarquía de colores
Entonces, ¿qué colores debo utilizar? No existe ninguna regla que establezca qué colores debemos emplear en cada momento, sino que cada persona debe conocer con cuáles mejora su productividad y su capacidad de retención a la hora de estudiar.
Desde RdP formación, hemos elaborado nuestra propia jerarquía de colores, adaptada a los contenidos y objetivos de esta oposición, con la que pretendemos hacerte más fácil y llevadero el aprendizaje.
No siempre tenemos que limitarnos a utilizar líneas, si no que podemos jugar con las formas, dibujar llaves, guiones… No todo lo que subrayamos tiene el mismo nivel de importancia, potenciemos aquello más relevante y señalemos ligeramente lo que nos va a ayudar a comprender el tema pero que no es de vital importancia (títulos, apartados, ejemplos….) Aprovecha tu creatividad y adapta esta técnica de estudio a tus necesidades.
Consejos para el subrayado
- Limítate a subrayar lo importante. Es decir, no subrayes por subrayar, los excesos nunca son buenos y aquí no va a ser menos. De nada sirve subrayarlo todo o casi todo, el objetivo de esta técnica es reducir la información a lo básico y esencial, así que si te notas cansado y empiezas a darte cuenta de que no interiorizas lo que vas marcando, date un descanso y retoma el estudio cuando estés listo. Un texto lleno de líneas y colores puede saturarnos y provocar el efecto contrario al que se pretende. Recuerda que en este caso MENOS ES MÁS.
- Juega con las formas. Alterna líneas finas, gruesas, recuadros, círculos… Te ayudará a delimitar la estructura y a diferenciar secciones.
- Notas o marcas al margen. Si necesitas aclarar algún concepto, ampliar información, o dividir una sección para entender mejor la estructura, ayúdate de pequeñas anotaciones o marcas al margen.
- Usa colores neutros. El abuso de colores vivos y fluorescentes puede terminar fatigándote después de horas estudiando, por lo que utilízalos en momentos muy concretos.
- No des nada por sentado. El hecho de haber subrayado y entendido un texto no implica que ya ha quedado retenido en tu memoria. Combina esta técnica de estudio con alguna otra y las probabilidades de captación de información serán mayores.
- Ponte a prueba. Cada persona es un mundo, por lo que el color que mejor se adapta a ti puede no provocar ningún efecto en tu compañero. Haz varias pruebas, descubre qué colores activan tu mente y rechaza aquellos que dificultan tu estudio.
Y ahora que conoces esta técnica, ¡Dale color a tu vida!